sábado, 6 de octubre de 2012


Cómo llamarte amor,
si te extiendes
universalmente
cuando te proclamo
sin nombrarte.

O cómo llamarte piel,
cuando al tocarte
me deslizo
en la nada
que me realiza.

Qué razones hay
para pedir que te quedes,
sintiendo que eres
aire eterno de levantes,
en todos los caminos que me anidan.

Cometeré el delito
de hacer contigo,
lo que en tu inmortalidad
no tiene sustantivo,
para que en la eternidad
de tus océanos,
se bañe la gota de mi vida.

Enrique Flores Cáceres.

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