Aparece tu nombre,
mi estrella,
el deseo.
Aparecen tus ojos.
La paz oliendo tu aliento.
Ante tanta pureza,
aparece pidiendo perdón el infierno.
Es decir, Humala, Chávez y los
dictadores eternos,
(incluidos políticos y funcionarios
mundiales, de alto o bajo fuego)
van desapareciendo.
Yo me voy con ellos,
porque, muerta la maldad,
¿qué hago debajo del cielo?
Enrique Flores Cáceres.
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