domingo, 28 de octubre de 2012


Intentaré recordar lo soñado,
pues parecía importante;
dejo en blanco la mañana,
para pensar hasta acordarme.

Creo que eran flor/miradas,
que se extendieron en mí;
en dos segundos de dicha,
divididos en la locura que viví.

No lo sé, todo puede ser;
hasta la voz hecha rosa,
de esa inmensa mujer.

(Era así, me doy un parabién
mis vellos, que la aman,
juran que fue usted, señora,
quien hizo orgasmo en mi fe).


Enrique Flores Cáceres.

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