lunes, 8 de octubre de 2012


Intacto, despierto o dormido;
respirando, creciendo
en el alma de un ombligo,
grito tuyo/mío,
muriendo su flor,
acabando el destino.

No es un poema el amor;
es la cumbre de un grito de Dios;
son tus pies sin mi dolor;
mi albor diciendo al sol:
tu luz, astro,
nació de mi niña/fulgor.


Enrique Flores Cáceres.

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