miércoles, 10 de octubre de 2012


Fragmento de "Voy a morir", novela que presento el 19 d enero en Lima:
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“Lo nuestro es la más hermosa historia de amor.
Marcará los instantes de las épocas.
Sin lo nuestro los segundos no pueden existir.
Somos el pan de cada día para la vida.
El infinito cielo existe para contemplarnos.
Los ojos de Eduardo se visten de los míos encendidos.
Los mares se mojarán de nuestros besos.
Las luces nacen de la conjunción de nuestros pechos.
Seremos el alma del recuerdo.
La gota que origina la lluvia de los cielos.
Somos el sonido del ave
El suspiro más grande de la eternidad.
Nos mece la bulla del silencio.
Caminamos por donde las horas jamás llegarán”.

Sí, doctor Félix Leticia Calderón, todo esto salía de la inefable naturalidad de la adolescente Ariana Delgado de la Sierra, sea en forma sonora o simplemente recogida en su mirada que empezaba en las pistas del universo y alcanzaba al núcleo de la eternidad.

-Y usted, que amó al mancebo desde su niñez, ¿cómo asumió el romance de Eduardo?
Desde mi primer encuentro con Ariana me sentí atraída por la contundencia de su belleza y la espontaneidad de su manera de ser.
La conocí en casa de la doctora Montenegro, una mañana tibia que calentó exquisitamente la llegada de la niña a casa del flamante enamorado.
Robó el corazón de su suegra, si acaso no lo tenía ya conquistado, apenas la vio y llenó de asombro al Químico.
Estábamos tomando desayuno ese sábado 26 de mayo de 1973 junto al padre Esteban y las Damas Solidarias cuando de repente aparecieron unos exuberantes, en exquisitez, ojos verdes/morados, indagando la dueña de ellos, con armoniosa voz, por Eduardo Vasconcellos Montenegro

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Enrique Flores Cáceres.

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