domingo, 28 de octubre de 2012


Callada se
queda
después de
los golpes;
sacuden
su alma
aún los
azotes...

Se siente
extraviada,
por el sol
olvidada...
decide de
pronto,
marcharse
de casa...

Su madre
le dice,
pequeña
no vuelvas,
quien pega
a una rosa
no vale
la pena...

La hija
responde,
un poco
contenta,
que no
hubo en
la vida,
ninguno...
que no
lanzase
una piedra...

Regresa a
su casa,
pintada y
muy bella;
el hombre
que ama
la besa en
la puerta...

Susurra
querida
he llorado
tu ausencia;
prometo
que nunca
tocaré tus
esencias...

Es abril y
despuntan
flores en los
campos...
una madre
de luto,
está hecha
pedazos...

Gritan mil
gargantas
y en la tierra
acostada
aquella rosa
que amaba...
jamás dirá nada...

Ya no dice
nada...
ya no
piensa nada...
ya, no mira
al cielo,
para ver
sus sueños...

Ellas es sólo
una...
de muchas
que abundan,
nunca dicen
nada...
hasta que
las matan...

Están ya
calladas...
la luz
apagada...

Y aún crecen
los gritos,
en todos
los sitios,
de quienes
arrancan,
los ojos del
alma...
de aquellas
que pronto,
jamás dirán nada...

Ya no dicen
nada;
Ya no piensan
nada;
Ya no sienten
nada...
Ya no
sueñan nada...


Enrique Flores Cáceres.

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