Venía de ti, los sueños de mí;
venía tu voz, de un ruiseñor;
venía tu ayer,
de una flor que ya fue.
Es difícil perder,
sin mirar a tu ser;
sin cruzar una calle,
y poderte tener.
Es difícil llorar.
si imagino el Lugar,
donde tu alma disfruta,
de una luz que es verdad.
Nada más por decir,
al dolor bendecir;
si no me hiciera sufrir,
cómo, gritar, repetir,
que te amé como a mí.
Enrique Flores Cáceres.
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